Santiago Niño Becerra es catedrático de Estructura Económica de la Universidad Ramón Llull de Barcelona y, al parecer, ya en 2006 fue capaz de profetizar la profunda crisis que se avecinaba. Hace pocos días pasó por Zaragoza y me cuenta una amiga periodista que quienes escucharon su conferencia salieron profundamente preocupados. Parece que hay crisis para rato y que lo peor aun está por llegar. Negros, muy negros son sus vaticinios. Tanto que parecen imposibles e irreales.
Los dos periódicos que se imprimen en Zaragoza dejan constancia en sus ediciones del fin de semana del paso de Niño Becerra por nuestra capital. Heraldo entrevista al catedrático, que se despacha diciendo que hemos estado en una precrisis y que la crisis de verdad viene ahora. ¿Que cómo lo sabe? Parece que por la aplicación de las técnicas econométricas. De su conocimiento extrae que, como en el crack de 1929, se da una situación en la que no hay posibilidad de absorber el endeudamiento público y privado y, además, sobra capacidad productiva. Augura un cambio de modelo económico y anticipa un crash para el segundo semestre de este año, o el año que viene.
Por su parte, El Periódico titula su artículo “El mal fario de Niño Becerra” y aporta varias frases de su discurso que perfectamente podrían ser titulares a varias columnas de un diario, general o económico. Aquí van algunas de las frases que dejó y que ponen los pelos como escarpias:
"Las entidades financieras, todas, van a ser intervenidas".
"Da igual subir o no el IVA".
"El modelo autonómico es y era insostenible. Tiene los días contados".
"Sobran dos millones de inmigrantes".
“El mundo feliz es muy triste. Nadie es necesario".
"La ideología ha desaparecido"."En España, igual que en Europa, da igual quien gobierne".
"Una guerra es impensable porque solo sería rentable con 500 millones de muertos y 40 billones de dólares de gasto".
"De esta no saldremos hasta el 2020".
Con todo lo que dice, parece que todavía puede dormir por las noches, aunque con ese futuro a la vista, dan ganas de echar a correr o encontrar otro modo de evadirse. Me iría a ver un partido en la tele, que para eso echan al menos uno todos los días de la semana. Es una pena que no me guste el fútbol…
* Sí, ya sabemos que se escribe Apocalipsis. Gracias por haber leído hasta aquí. Ahora vete a revisar tus cuentas. Y reza...
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