El Centro Soriano de Zaragoza ha entregado esta noche su premio anual a Felisa Uriel, en el curso de una cena que se ha realizado en el Gran Hotel de Zaragoza.
Numerosas autoridades, tanto zaragozanas como sorianas, se han acercado al acto, aunque la auténtica protagonista ha sido la homenajeada, una nonagenaria entrañable y con una lucidez envidiable, que un buen día dejó su Soria natal y se vino con su marido para Zaragoza. Fue una mujer culta y avanzada para su tiempo: estudió magisterio y apoyó actividades altruistas, sobre todo con los niños con Síndrome de Down.
Noventa años de vida parecen haber dado para mucho a esta mujer que, casada con uno de los empresarios aragoneses que levantó la firma Balay, facilitó trabajo en la empresa de su marido a emigrantes sorianos que recalaban por su casa. Hoy, los sorianos que viven en Zaragoza han reconocido su trayectoria vital con este premio, que ha sido correspondido con un discurso cargado de emociones en el que ha recordado sus orígenes modestos como hija del portero del Hospital Provincial de Soria y ha reivindicado el valor de las cosas pequeñas.
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